Recepcionista de hotel
Es la «cara» de los establecimientos de hotelería a ojos de los
clientes, ante los que realiza funciones administrativas y comerciales.
Esas tareas se inician cuando llega un nuevo cliente al hotel, pues
este profesional es el encargado de gestionar las reservas,
formalizando las entradas y salidas de los «inquilinos». Es por ello
que siempre debe ser consciente del estado de ocupación del
establecimiento para poder comercializar con diligencia las plazas con
las que cuenta.
Asimismo, debe atender a los clientes durante su estancia,
informándoles de los servicios del hotel, así como de lugares,
transportes o eventos cuando se lo reclamen, y también tramitar sus
quejas y solucionar los problemas que puedan tener en su estancia.
Entre las labores más administrativas está el control diario de las
reservas, así como la facturación de los servicios consumidos por los
clientes (productos de minibar, llamadas telefónicas...).
También es el encargado de transmitirles la correspondencia o mensajes
que les hagan llegar y de realizar el servicio de despertador a
aquéllos que lo solicitan. Debe, asimismo, coger las llamadas del
exterior y tramitar, si es necesario, las internas. También tiene
encomendada la venta del llamado «pequeño material», productos de
merchandising del establecimiento o la ciudad o bien productos
específicos como zapatillas o gorros de baño en balnearios.
El recepcionista está a las órdenes directas del jefe de recepción, que se encarga de la coordinación de ese espacio.
[ ¿Qué formación necesitan? ]
Estos profesionales de la hotelería pueden tener estudios muy variados,
que van desde un programa de formación ocupacional, que consta de un
año de enseñanza y prácticas posteriores en centros de trabajo, a
estudios universitarios.
La diplomatura de turismo (homologada) y la de dirección hotelera
(título propio) son las dos carreras que se pueden cursar como estudios
superiores, aunque tienen como inconveniente que se cursan en más
universidades privadas que públicas. Aunque la formación «estrella»
entre estos profesionales es la de grado medio a través de la
titulación de formación profesional de técnico superior en alojamiento.
Los idiomas son imprescindibles para estos profesionales.
Los establecimientos hoteleros reclaman, al menos, el dominio del
inglés y el conocimiento de una segunda lengua extranjera (francés,
alemán o italiano, preferentemente). Aunque el grado de dominio de los
idiomas irá en función de la categoría (número de estrellas) o de si la
zona donde está ubicado es más o menos turística.
[ ¿Qué perspectivas laborales tienen? ]
Trabajan en hoteles, ubicados en ciudades, montaña,
estaciones de esquí, complejos de golf o de ocio, así como en
balnearios. En este último caso, junto al de hoteles de zonas
turísticas, la temporada alta es la vacacional y por ello se coge a
trabajadores a partir de los meses de enero y febrero, principalmente
con contratos temporales. En el caso de hoteles en ciudades ocurre lo
contrario y existe una mayor estabilidad en los puestos de trabajo
durante todo el año.
Los salarios se ajustan al convenio colectivo, que varía en función de
si el hotel tiene hasta tres estrellas o posee más. El mínimo ronda
alrededor de los 14.000 euros netos anuales y se aumenta con pluses por
los turnos de nocturnidad, pues es un empleo por turnos horarios
rotatorios.
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